El origen exacto de los kayaks se desconoce, aunque se atribuye a las zonas árticas (norte de Canadá, Islandia, Groenlandia…) y el uso de los mismos se origina en la tribu esquimal. Debido a las características geológicas y ambientales de las zonas que habitaban, se tuvieron que adaptar al medio para sobrevivir y por ello nace la piragüa.
Se realizaban a la medida del palista, hechas con madera y pieles de animales marinos; servían para cazar, pescar, transportar la presa, realizar rutas… A medida que fueron introduciendo este modo de transporte en su día a día, fueron perfeccionando detalles, como el anorak (para estar protegido del viento y del frio) incluso técnicas en el manejo de la piragüa; como el esquimotaje (virar la piragüa una vez volcada y salir a la superficie). Cuentan además, que entre los miembros de la tribu se decía que si un esquimal salía a cazar y no volvía era porque había usado un bote prestado.
Con la llegada de la canoa a nuestra civilización, han surgido diferentes métodos de fabricación, materiales y distinción de modalidades. Consiguiendo crear embarcaciones más ligeras, estables, resistentes y veloces. A día de hoy podemos distinguir entre kayaks de aguas tranquilas (lagos, embalses…), de aguas bravas (ríos, mares….) y deportivos o de competición (kayak-polo, kayak surf…..)
El kayak es una embarcación larga (eslora) y estrecha (manga), que se compone de los siguientes elementos: